En el marco de la Jornada Mundial de los Pobres, las Hermanas Oblatas del Centro Madre Antonia, situado en Ciudad de México, invitaron a comer y a orar en comunidad a más de 100 mujeres en situación de prostitución de la Zona de la Merced, que organizaron con los voluntarios y laicos que colaboran en la casa.
Ayer, domingo 14 de noviembre, tuvo lugar la V Jornada Mundial de los Pobres, una iniciativa vivamente deseada por el Papa Francisco para exhortar a la Iglesia y a los fieles a “salir” al encuentro de la pobreza en las diversas acepciones en que se manifiesta en el mundo moderno y a tender la mano a los más necesitados. El Santo Padre quiso dedicar el último gran encuentro del Jubileo de la Misericordia a los considerados como “últimos” en la sociedad.
Encuentros con el Papa
Con el lema “A los pobres los tienen siempre con ustedes” (Mc 14,7), el Papa presenció diferentes momentos en torno a la Jornada, celebrada en todo el mundo. Por un lado, el Pontífice visitó la Basílica de Santa María de los Ángeles, en Asís, el viernes 12 de noviembre, donde se reunió con un grupo de 500 pobres provenientes de diferentes partes de Europa; y por otro, ayer domingo, el Papa presidió la Eucaristía en la Basílica de San Pedro junto a unas 2.000 personas en situación de pobreza e indigencia, voluntarios y representantes de las organizaciones caritativas, que culminó con una comida de platos calientes para todos ellos.
Asimismo, en Roma se distribuyeron 5.000 kits de productos básicos para la salud y el cuidado personal a unas 60 parroquias, que distribuyeron entre las familias más necesitadas. Además, 40 Casas-Hogar, algunas parroquias y organizaciones caritativas recibieron un suministro de alimentos y productos para el cuidado personal, especialmente productos para bebés, suficiente para casi dos meses. Otra ayuda más: Gracias a UnipolSai, unas 500 familias que atraviesan dificultades económicas y suelen acudir a los centros de caridad, podrán pagar las facturas de gas y electricidad.
Esperanza del mañana en el dolor de hoy
En la V Jornada Mundial de los Pobres, el Papa pidió a los cristianos que no nos apartemos de los más débiles y que “no miremos hacia otro lado”, frente a situaciones de pobreza y marginalidad, en medio de una cultura del descarte.
Así, exhortó a los fieles que sean, en medio de las ruinas cotidianas del mundo, constructores incansables de esperanza; que sean luz mientras el sol se oscurece; que sean testigos de compasión mientras la distracción reina alrededor; que sean presencias atentas en medio de la indiferencia generalizada y que sean testigos de compasión, señaló Vatican News.
La misericordia de Dios no permite que el dolor tenga la última palabra: “Jesús quiere abrirnos a la esperanza, arrancarnos de la angustia y del miedo frente al dolor del mundo. Por eso afirma que, justo cuando el sol se oscurece y todo parece que se hunde, Él se hace cercano. En el gemido de nuestra dolorosa historia, hay un futuro de salvación que empieza a brotar. La esperanza del mañana florece en el dolor de hoy”, recordó el Santo Padre.