El 2 de febrero es un día que supone una doble alegría para las Oblatas del Santísimo Redentor. En primer lugar, porque se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, un día muy señalado para la Iglesia y en el que nos unimos a todos los que han consagrado su vida a ella.
Pero, además, este día coincide con aquel en el que nuestra Madre Fundadora, Antonia María de la Misericordia, inició su noviciado el 2 de febrero de 1870, inaugurando así el camino de nuestra congregación. Ella acogió con entrega y audacia la invitación que nos traslada esta fiesta litúrgica de la Presentación, conocida popularmente como la fiesta de las candelas, a ser luz para el mundo.
Hoy, 148 años después, las oblatas queremos seguir empeñadas en ser instrumento y cauce para que la luz existente en cada mujer inmersa en contextos de prostitución, tantas veces frágiles o apagadas por el rechazo social o la injusticia, brillen con todo su esplendor.
Por ello, queremos unirnos en este día a toda la vida consagrada, agradeciendo el don de tantos carismas que forman la Iglesia y acogiendo la invitación a ser tejedoras de esperanza en el mundo.
¡Feliz día!