Presenciar un año que termina y uno nuevo que comienza siempre es motivo de alegría y esperanza, pero también nos llama a la reflexión. Es el momento para hacer balance y memoria agradecida de los acontecimientos que hemos vivido, de los pasos que hemos dado junt@s y de los caminos que hemos abierto.
2018 ha sido un año en el que hemos estrechado lazos con organizaciones y personas que nos ayudan a llevar a cabo nuestra misión. Ha sido un año, también, en el que hemos vivido acontecimientos importantes para nuestra congregación, como el encuentro con el Grupo Santa Marta en febrero y el XXII Consejo Ampliado en junio, entre muchos otros.
Por todos ellos damos las gracias y recibimos el año 2019 con los brazos abiertos, esperando encontrar en cada uno de sus días momentos de alegría, y encuentro con las mujeres y toda la familia oblata.