El 2 de febrero, día en el que la Iglesia celebraba la Jornada de la Vida Consagrada, nuestra hermana María Magdalena Pascual Martínez dio el sí definitivo al seguimiento de Jesus Redentor como hermana Oblata. Una fecha que coincidía, además, con un día en el que la congregación se encontraba inmersa en la alegría de cumplir 150 años como comunidad religiosa.
La celebración marcada por un sentido parroquial, muy entrañable, familiar y cercana tuvo lugar en la parroquia de Santa Cruz de Chinautla, la ciudad natal de Magdalena. Fue presidida por el Don Antonio Calderón Cruz, Obispo de Jutiapa, y acompañado del párroco, Roberto Gómez. En la parroquia que igual que la familia se volcaron en detalles y en todos los preparativos. Era la primera vez que en esa parroquia había una celebración de votos perpetuos.
En la predicación Dom Antonio hace alusión a como la comunidad parroquial se hace presente en los lugares donde hay un misionero nativo, evangelizando y acompañando a otras realidades. Guatemala está presente en las realidades de prostitución donde Magdalena está compartiendo el mensaje del Redentor.
Magdalena feliz y agradecida, acompañada además de su familia y amigos, por 16 hermanas oblatas de distintos países – Colombia, Puerto Rico, Filipinas, Guatemala y su comunidad de México, donde ella reside actualmente. También participaron varias laicas Oblatas de Guatemala y México; así como religiosos y religiosas de varias congregaciones que conocen o participan en nuestro Proyecto Dorca. La Superiora General, Lourdes Perramon y María del Socorro Sandoval, Superiora Provincial, la acompañaron en todo momento.
La fiesta continuó con una comida en la casa familiar, preparada por muchas mujeres del pueblo que le acompañaron tanto en los previos como en el día, con todos los rituales de su cultura.
La unión de estas fechas tan significativas nos llena de alegría y nos hace mirar con esperanza el futuro de la congregación y de la Vida Consagrada, de la cual formamos parte desde hace 150 años gracias al compromiso de Madre Antonia y hoy permanece en la persona de nuestra hermana Magdalena.
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