- La audiencia se celebró el pasado 12 de febrero para concluir las Jornadas de Oración y Reflexión contra la Trata
- El Equipo General acude a la Conferencia del Grupo Santa Marta en el Vaticano
El pasado mes de febrero se celebró en el Vaticano una audiencia con el Papa Francisco en la que jóvenes de distintas partes del mundo reflexionaban sobre la trata de personas. Entre ellos, además, se encontraban algunas víctimas de esta esclavitud moderna, que pudieron hablar con el Papa y hacerle llegar sus experiencias e inquietudes.
Experiencias de vida
A la audiencia acudieron, junto con la hermana Rosario Bolaños, dos mujeres de nuestros proyectos de Italia, una de Ascoli Piceno y otra de San Benedetto del Tronto. Las dos han sufrido en sus propias vidas lo que significa caer en las redes de la trata, y la audiencia con el Santo Padre les permitió conocer Roma y hospedarse en Villa Fatima, la casa de las Hermanas Oblatas en Roma.
“Estaba contenta, realmente emocionada y muy nerviosa porque creo que el Papa tiene una conexión directa con Jesús”, explica una de las mujeres. Si bien ella indica que no cree en ninguna religión, reconoce que “la persona del Papa me ha hecho tener ganas de ser mejor”.
Por su parte, A.G., la mujer asistente del proyecto de Ascoli-Piceno, declara que el día de la audiencia con el Papa Francisco fue precioso y enormemente importante para ella. “El Santo Padre habló de la dignidad de la persona y de que todos los seres humanos deben ser libres y vivir su propia vida”, explica. Además, destaca que recuerda con especial cariño el momento en el que pudo hablar personalmente con el Papa y estrechar su mano. “Fue un momento muy importante, ya que me ha dado fuerza para superar las dificultades de cada día”, dice A.G. “Le doy gracias a Dios y a las hermanas por este momento tan maravilloso que llevaré siempre en mi corazón”, concluye.
Los jóvenes hablan
En la audiencia los jóvenes que acudieron le preguntaron al Papa Francisco por el silencio que parece haber en torno al tema de la trata de personas, por la labor de la Iglesia y por el papel de los jóvenes para acabar por esta forma de esclavitud. Por su parte, el Santo Padre aclaró que no solo se trata de la ignorancia sobre esta problemática, sino de que también parece que no existe la voluntad de comprender, ya que “nos toca muy de cerca, porque es escabroso y nos avergüenza estar al final de la cadena de consumo”. Además, el Papa explicaba que es necesario “tener mucho coraje y honestidad para luchar contra el tráfico de seres humanos y para elegir no adquirir un producto que podría haber sido elaborado a través del sufrimiento de otras personas”.
Destacó también el Papa que la Iglesia debe crear espacios similares a esta audiencia, en los que se puedan compartir las experiencias de vida y, por otra parte, ayudar a las víctimas a salir de la trata y reintegrarse socialmente. Pero, sobre todo destacó la labor de los jóvenes para acabar con esta situación, ya que “poseen una mente más abierta, con unos pensamientos menos estructurados, están menos ofuscados en sus propios prejuicios”.