El pasado 14 de agosto, nuestra congregación vivía y acompañaba con alegría, la celebración del «Sí» definitivo al seguimiento de Jesús Redentor de la hermana ROSA AGUAYO GONZALEZ.
Arropada por sus hermanas, y por la superiora Provincial, Nieves Altagracia, Rosa expresa su deseo de vivir su vocación como oblata y dejar, así, que Jesús y las mujeres le indiquen el camino a seguir.
Esta reafirmación de su «sí» por parte de ella, es un momento de especial alegría para toda la congregación y, para las comunidades de la Provincia de José María Benito Serra.
Hoy, llena de gratitud por el camino recorrido en la confianza y fidelidad de Dios, ella misma relata cómo ha vivido este día y qué significado tiene para ella la vivencia del carisma oblata en Ciudad Juárez, México.
“Sellar mi pacto de amor con Jesús, desde esta elección privilegiada que Él me hace y me confirma que sus promesas siempre son cumplidas. Reafirmo mi vocación de mujer consagrada Oblata, con gran sentido de pertenencia al Carisma, asumiendo mi historia personal y congregacional, siendo el carisma que me configura con esta realidad que viven las mujeres en situación de prostitución y trata.
Son ellas que nos señalan el camino de los Nuevos Horizontes que hay que transitar, no solo en su realidad de contexto sino desde sus propias condiciones límite, de pérdida de su dignidad de hijas de Dios, con heridas que una sociedad hedonista las marca tomándolas como artimaña para seguir engrosando sus bolsillos y comerciando con ellas tronchando sus sueños y masacrando sus esperanzas con derecho a una vida en libertad y realización plena.
Dar mi SI definitivo en esta consagración perpetua, rejuvenece mi deseo de entrega total llevando a plenitud mis deseos e ideales de compromiso en esta realidad que busco transformar, habiendo transformado mi propia vida desde un nuevo dinamismo de fecundidad apostólica, trazando caminos de fe y esperanza con mis hermanas, y las mujeres confiando que es posible realizar el proyecto de Jesús, con la verdadera pasión que el mismo Cristo Redentor nos inspira
Esta es mi mansión para siempre,
Aquí habitare porque la quiero. ( Salmo 132. 14 )”