Como congregación y, en concreto, las hermanas oblatas de Filipinas, llevamos, desde hace algunos años, valorando la opción de extender nuestra misión a otros países de Asia. Este ha sido un discernimiento largo, que se está llevando a cabo desde la visita del Gobierno General el pasado enero de 2017, en el que se estableció que la congregación debe hacer presente su carisma en, al menos, otro país asiático antes de 2030.
Convencidas de que el tiempo de Dios es hoy y ahora, el equipo de Pastoral Vocacional de Filipinas ha tenido un primer acercamiento a Vietnam, en concreto a la ciudad de Ho Chi Minh. Para llevarlo a cabo hemos contado con el apoyo de los Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús (RJC), quienes se encuentran en el país desde 2003. Además, la visita se hizo porque allí es donde vive María Nguyen, una joven que el año pasado estuvo visitando a su hermana, que es religiosa y vive en una comunidad muy cercana a nuestra casa de formación en Manila. Desde entonces hemos permanecido en contacto por su deseo de conocer nuestra congregación. En cuanto contactamos con ella, se dispuso para acompañarnos y presentarnos a otros grupos de la iglesia y jóvenes de la ciudad.
Ho Chi Minh, ubicada al sureste del país, es una de los cinco municipios de Vietnam, y una de las ciudades más pobladas y progresistas. Es el principal centro industrial y económico de Vietnam, ya que en ella hay unas 300 mil empresas, dedicadas incluso a la alta tecnología y la producción industrial. Además, su cobertura educativa es considerablemente alta, con un total de 76 universidades y escuelas superiores.
Sin embargo, un estudio elaborado por expertos sociales de Ho Chi Minh alerta de que “Vietnam es una de las naciones de la región Asia-Pacifico con el mayor número de víctimas del racket del sexo”. Las víctimas de trata son, sobre todo, originarias de áreas remotas de Vietnam, provenientes de familias pobres y con escasa educación, las cuales terminan en las manos de los traficantes que utilizan cualquier medio para atraerlas y explotarlas, pero, una vez que cruzan la frontera con China, acaban en los burdeles. Ante esta situación, los católicos son los únicos que se manifiestan en defensa de las víctimas de trata.
Por otra parte, el ejercicio de la prostitución es ilegal, por lo que se practica de manera clandestina. Por sugerencia del padre King Cena, quien nos recibió en Vietnam, las hermanas se acercaron a la calle Pham Ngu Lao, donde a partir de la 7 p.m. se agrupa una gran cantidad de personas, tanto locales como turistas, ya que en este lugar se ofrece todo tipo de comida callejera y bebidas. Es en esta zona donde se practica la prostitución clandestina, ya que dicha actividad es prohibida y sancionada. Pero, por otro lado, no existe ninguna organización que trabaje con esta realidad, por lo que la presencia oblata se hace más que necesaria. Allí es donde se agrupan mujeres jóvenes que se desplazan discretamente por el lugar. Solo con observarlas, nuestro sentido común como oblatas nos dice que son nuestras chicas, como cariñosamente les llamamos.