Este año, hemos festejado la fiesta del Santísimo Redentor, titular de la Congregación, de una manera muy especial: Este sábado, 15 de octubre de 2022, celebramos la Misa en acción de gracias por los 200 años de la vida de Antonia María de Oviedo, nuestra fundadora.
La Familia Oblata festejó dicha efeméride con una jornada muy entrañable: La Eucaristía presidida por el Obispo de Getafe en la iglesia de la Casa Madre de Ciempozuelos, una visita guiada a la exposición “Antonia María de Oviedo y Schönthal, una historia de opción y de cambio” y un chocolate con churros para compartir entre todos.
A primera hora de la tarde, monseñor Ginés García Beltrán ofició la Misa acompañado en el altar por su secretario, dos sacerdotes redentoristas y dos sacerdotes de Ciempozuelos. Fue una celebración alegre y emotiva, con cantos y flores de vivos colores, en la que participaron las hermandades del pueblo, amigos de otras comunidades religiosas, familiares de hermanas oblatas, amigos de la Familia Oblata y comunidad cristiana de Ciempozuelos.
En el ofertorio, las hermanas presentaron cuatro elementos vinculados a Antonia: una imagen de las etapas de su vida, un frasco con una medicina elaborada por ella, unas obras literarias escritas por ella, y unas zapatillas usadas por ella. Junto con estos símbolos ofrecidos, por los cuales agradecieron la vida de Antonia María de Oviedo, ofertaron la vida de la Congregación, sus propias vidas junto al cuerpo y sangre de Jesús Redentor.
Al finalizar la Misa, Marisa Cotolí, vice postuladora de la causa de beatificación de la fundadora, presentó la exposición sobre la vida y misión de Antonia, ubicada en la Casa Madre de Ciempozuelos hasta enero de 2023, y cantó con Esperanza Torrejón dos canciones: una dedicada a la Virgen María y otra a la Madre Antonia.
La exposición, creada por Marisa Cotolí, en colaboración con la ilustradora Alicia Campos está compuesta por 11 roll-up cada uno de ellos dedicado a un tema concreto, y se puede visitar de lunes a jueves, por las mañanas y por las tardes, así como los domingos, después de la Misa de las 9 horas.
Se trata de un recorrido por su infancia, su adolescencia, su juventud, su personalidad, que marcan estilo en la diferencia, su experiencia de fe, su forma de actuar en la vida con esa pedagogía basada en el amor que impulsó a lo largo de su vida entre las alumnas, niñas, jóvenes, mujeres a quienes acompañó, con gran visión de futuro.
La fiesta del Santísimo Redentor terminó con un chocolate con churros que disfrutaron en uno de los patios de la casa, como colofón a la jornada.
