El 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Migrante, una fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000. Este día busca reconocer la valiosa contribución de las personas migrantes a las sociedades y fomentar el respeto a sus derechos.
La Fundación Serra-Schönthal el pasado 3 de diciembre participó a la Jornada Internacional “Miradas críticas sobre las políticas migratorias desde la sociedad civil europea”, la cual reunió a expertos de Europa, América Latina y África para reflexionar sobre los retos de las políticas migratorias actuales y se alarmó sobre la urgencia en tejer alianzas sólidas para enfrentar los retos migratorios actuales y exigir políticas más humanas.
La migración es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma. A lo largo de la historia, los seres humanos han cruzado fronteras en busca de mejores oportunidades, refugio o simplemente para explorar nuevos horizontes. Sin embargo, con el contexto actual, la migración enfrenta retos complejos como la desigualdad, los conflictos, el cambio climático y las políticas restrictivas.
El impacto de la migración
Las personas migrantes contribuyen significativamente al desarrollo social, económico y cultural de sus países de origen y de destino. Las remesas que envían representan una fuente crucial de ingresos para muchas familias y economías. Además, la diversidad que traen enriquece a las comunidades, fomenta el intercambio cultural y potencia la innovación. Aunque es importante no tener solo en cuenta el argumento economicista, pues corremos el riesgo de olvidar la parte humana, si el discurso que se da para legalizar la situación de personas migrantes y su inclusión en el mercado laboral formal es únicamente que aportan ganancias a las arcas públicas.
No obstante, también enfrentan numerosos desafíos. La discriminación, la explotación laboral, la falta de acceso a servicios básicos y la inseguridad son solo algunas de las dificultades que enfrentan. En muchos casos, también se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a situaciones extremas, convirtiéndose en refugiados o desplazados internos. Entre estos desafíos, la trata de personas, especialmente de mujeres y niñas, es una de las problemáticas más graves. Muchas de ellas caen víctimas de redes de explotación sexual y laboral durante sus trayectos migratorios, lo que subraya la necesidad de un esfuerzo internacional para combatir este flagelo y proteger a las más vulnerables.
Proteger los derechos de las personas migrantes
El Día Internacional del Migrante es una oportunidad para reflexionar sobre las acciones necesarias para garantizar los derechos de las personas migrantes. Esto incluye promover políticas de integración inclusivas, combatir los discursos de odio y fortalecer los marcos legales que protegen a las poblaciones más vulnerables.
Organizaciones internacionales, gobiernos y sociedad civil desempeñan un papel fundamental en la creación de entornos seguros y equitativos para las personas migrantes. El Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, adoptado en 2018, es un ejemplo de los esfuerzos globales por abordar la migración de manera cooperativa y responsable, por lo que es importante seguir trabajando para que finalmente sea jurídicamente vinculante y los Estados se vean en la obligación de cumplir con sus políticas.
Un llamado a la justicia social
En este día, hacemos un llamado a la justicia social, la solidaridad y la empatía. Reconocer a las personas migrantes no solo como agentes de cambios, sino también como individuos con sueños, necesidades y derechos, es esencial para construir sociedades más justas y humanas. Y acabar con la aporofobia tan instalada en el mundo occidental.
El Día Internacional del Migrante nos recuerda que todos somos parte de una comunidad global interconectada. En un mundo donde las fronteras son cada vez más difusas, la migración es una oportunidad para crecer juntos, aprendiendo y compartiendo de nuestras diferencias. La migración es una expresión de la resiliencia humana, y celebrarla es honrar la riqueza de nuestra diversidad compartida.