El día 1 de mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, en homenaje a los llamados “mártires de Chicago”, un grupo de sindicalistas que fueron ejecutados en Estados Unidos por participar en las protestas en favor de la reducción de la jornada laboral a ocho horas en 1886.
Este día es celebrado en todo el mundo. Sin embargo, a pesar del sacrificio de estas personas en favor de los derechos de los y las trabajadoras, el capitalismo imperante y la sociedad de consumo que deriva del mismo, sigue apoderándose de nuestros derechos en muchas partes del planeta. Son muchos los países que aún siguen manteniendo jornadas laborales interminables que dificultan la conciliación familiar y el mantenimiento de una óptima calidad de vida para toda la ciudadanía.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2022) en Colombia la jornada laboral es de 47 horas y media semanales y en México de 45 horas. Estos solo son dos ejemplos de los muchos países que aún existen con jornadas laborales por encima de las 40 horas semanales, 8 horas diarias. Queremos destacar las diversas formas de esclavitud que aún existen y continúan agravándose, como la trata de seres humanos, comúnmente llamada en la actualidad “la esclavitud del siglo XXI” con distintos fines de explotación.
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible ha sido ratificada y acogida por innumerables países, abogando claramente en uno de sus objetivos (ODS8) por el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos y todas. Una de sus metas específicas exige adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, pero realmente no se considera del todo factible conseguir esto de cara a 2025.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un total de 40,3 millones de personas sufren formas modernas de esclavitud, de ellas 24,9 millones son víctimas de trabajo forzoso (incluye la explotación sexual y la laboral). Resaltar también que según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en su informe de 2020, el 65% de las víctimas de trata de personas detectadas eran mujeres (46%) y niñas (19%), por lo que dicho delito se debe considerar como una forma de violencia de género. La situación de irregularidad administrativa en muchos países provoca que las personas migrantes se vean abocadas a distintas situaciones de explotación laboral o sean víctimas de delitos como la trata de personas, al no reconocerles frente al Estado.
Para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, las entidades sociales, las instituciones públicas y la población en su conjunto debemos aunar nuestros esfuerzos para luchar por la erradicación de cualquier tipo de esclavitud y/o trabajo forzoso, además de mejorar las condiciones laborales en muchos sectores como el mal llamado “tercer sector”, poniendo en valor el trabajo de las y los profesionales del mismo.