La Familia Oblata celebró el primer gran encuentro sobre realidades emergentes a nivel mundial y virtual el pasado lunes, 13 de diciembre. Se trata de uno de los principales retos para el carisma en su camino del XXIII Consejo Ampliado 2021-2022, junto a la invitación a descifrar nuevos códigos de la realidad hoy.
“Acoger con audacia el desafío de abrirnos a las realidades emergentes de prostitución y trata” es uno de los trece procesos claves recogidos en la planificación general de las Hermanas Oblatas para el sexenio 2019-2025.
De ahí la importancia en conocer a fondo cómo podemos detectar y abordar estas nuevas realidades a la hora de acompañar a las mujeres que sufren la trata con fines de explotación sexual. Para ello, más de 300 personas -hermanas, laicos y trabajadores-, siguieron el encuentro en una primera fase, introducido por Lourdes Perramón, Superiora General de la Congregación, e impartido por el misionero vicentino Guillermo Campuzano; y hubo un segundo espacio para el trabajo por grupos.
En este segundo momento trabajaron las coordinadoras de los proyectos, algunas de las hermanas de estos proyectos o comunidades que acompañan, la responsable de nuestra Fundación Serra Schönthal y los Equipos de Gobierno y Animación de la Congregación.
Desde un lugar “radicalmente dolorido”
En su saludo inicial, nuestra superiora general recordó el camino recorrido desde el Capítulo General y, fruto de todos estos trabajos, convocó a reconocer y habitar “lugares y realidades emergentes de prostitución y trata con fines de explotación sexual, donde se hace necesaria la presencia oblata”. En esa línea, invitó especialmente a “descifrar nuevos códigos” y a propiciar un “espacio de escucha y reflexión compartida desde una mirada amplia y global”.
Para entender estas nuevas realidades emergentes, nos iluminó con su reflexión el coordinador del equipo de reflexión teológica de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y vicerrector de Misión y Ministerio de la Universidad De Paúl (Chicago, Estados Unidos).
Guillermo Campuzano, en primer lugar, animó a la Familia Oblata a preguntarse el porqué de la convocatoria e invitó al carisma a ser siempre un “espacio de encuentro en el que se respira utopía, coherencia y libertad” y aseguró que a las personas que vivimos en carismas “nos toca escuchar los gritos de la vida” y seguir su dirección “con toda radicalidad, esto significa, de la raíz misma”. El religioso señaló que “la fe oblata se expresa desde un lugar radicalmente dolorido”.
Ante el agobio y la confusión de los “mil códigos confusos de la historia trans-moderna, ¿cómo leer, ¿cómo traducir la historia?” planteó a la Familia Oblata. Haciendo referencia al mensaje del Papa Francisco sobre el cuidado de la vida en tres palabras: escuchar, reconocer, cuidar, el colombiano ha exhortado a contemplar el código más importante de todos: el de la vida. “Ella siempre está hablando”. A las que viven en comunidad, les digo: “¿están escuchando lo que les dicen la vida juntas?”.
Grupo de trabajo “realidades emergentes”
Al término del encuentro, se designó un nuevo grupo de trabajo para avanzar a nivel congregacional en el reto de las “realidades emergentes” donde se hace necesaria la presencia oblata y detectar con qué códigos nos manejamos para captar “lo que emerge”, gracias al trabajo realizado por grupos en el segundo momento del encuentro celebrado.
El grupo de trabajo formada por seis personas de las diversas realidades o Provincias:
– Dilia López Meneses, hermana colombiana – Medellín
– Ruby Marcela Martínez Mendoza, laica de Ibagué – Colombia
– Fernanda Lins, coordinadora del proyecto de Juazeiro – Brasil
– Roberto Ferreiro Eimil, laico del proyecto de Ferrol – España
– Beatriz García de la Torre, Fundación Serra-Schönthal
– Marisa Arreba, Equipo General