Después del tráfico de drogas y de armas, la trata de personas constituye el negocio transnacional que mueve más dinero en el mundo. Quienes caen en estas redes acaban perdiendo sus derechos más básicos, como la libertad, la seguridad y el derecho a vivir sin ser objeto de violencia y/o abuso sexual.
Por ello, cada 23 de septiembre se celebra el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Una jornada instaurada en su origen por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999.
El Protocolo de Palermo define la trata de personas en su artículo 3 como: “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.”
Niñas, niños y mujeres son las principales víctimas de la trata, por lo que cada vez es más urgente que los Estados se coordinen de manera más eficaz en la lucha por erradicar esta lacra que afecta a más de 3.5 millones de personas al año, según la Organización Internacional del Trabajo.
La trata de personas también es conocida como la esclavitud del Siglo XXI.
Para más datos, compartimos aquí abajo una infografía creada por nuestra Fundación Serra- Schönthal; y también adjuntamos dos carteles con motivo este día, uno de nuestra congregación y otro de la Conferencia Episcopal Española.