«Un millón de gracias, a todas y a cada una de vosotras, en mi nombre y en el de los míos, soy lo que soy gracias a vosotras. Me habéis enseñado, el camino recto, a entregarme de forma generosa a cuantos me rodean, a ser humilde, a perdonar. Vuestra labor es imprescindible; hay muchas mujeres, que precisan de vuestra generosidad sin esperar nada a cambio». Es el agradecimiento de Isabel, una mujer que desde 1965 ha convivido con las hermanas oblatas de la comunidad de Segovia. Palabras pronunciadas el pasado domingo, durante la celebración del centenario de la llegada de nuestra congregación a la ciudad castellana.
Un acontecimiento que celebramos compartiendo una multitudinaria eucaristía para recordar a todas las generaciones de segovianas que han sido atendidas por nuestra comunidad a lo largo de todos estos años. Durante esta celebración, presidida por el obispo de Segovia, César Franco, se recordó nuestra presencia en el cotidiano caminar de la ciudad, que se ha hecho gesto de vida y fecundidad en la acogida, acompañamiento y relaciones inclusivas con las niñas, jóvenes y mujeres que han convivido en nuestra casa, ofertando apoyo, esperanza y herramientas para su futuro.
Os invitamos a leer la noticia de esta celebración recogida en el diario «el adelantado.com» en este enlace.
Y el agradecimiento completo de Isabel en este otro enlace.