Desde nuestra Fundación Serra-Schönthal compartimos esta reflexión sobre aquellas que cruzan fronteras sostienen el mundo.
Este 1º de mayo, queremos visibilizar a quienes mueven el mundo desde los márgenes: las mujeres migrantes. Aquellas que cruzan mares, desiertos, montañas y ciudades buscando un trabajo digno con el que construir un proyecto de vida. Muchas de ellas sostienen economías enteras, hogares y comunidades, aunque rara vez figuren sus nombres en las estadísticas y se garanticen sus derechos.
En una sociedad que sigue precarizando el trabajo y deshumanizando la migración, las mujeres migrantes enfrentan múltiples violencias interseccionales: discriminación por género, origen étnico, estatus migratorio, clase social y situación laboral. Muchas se ven abocadas a empleos en condiciones de extrema vulnerabilidad: en el trabajo del hogar, en el cuidado, en el campo o en la economía informal. Sectores donde el reconocimiento legal es escaso, el acceso a la seguridad social está restringido y la posibilidad de denunciar abusos es prácticamente inexistente. La trampa para las mujeres migradas en prostitución Esta precariedad se agudiza en el caso de las mujeres migrantes en situación de prostitución. En España, se estima que el 80% de las mujeres que ejercen prostitución son extranjeras, muchas en situación administrativa irregular. Sucede lo mismo en otros territorios y es consecuencia de un sistema que excluye, discrimina y explota a quienes menos pueden defenderse.
La trata con fines de explotación sexual, que afecta de forma desproporcionada a mujeres y niñas, es una de las manifestaciones más crueles de esta injusticia. Quienes no tienen papeles ganan un 40% menos, sufren más violencia y tienen menos acceso a atención sanitaria.
Desde la Fundación Serra-Schönthal, denunciamos la feminización de la pobreza, el racismo estructural y la violencia institucional como causas clave de esta explotación. Y afirmamos, con firmeza, que el trabajo decente lo cambia todo. Porque cuando una mujer accede a un empleo digno, con derechos, con seguridad, con perspectivas reales de futuro, se transforma su vida y la de quienes la rodean. Sin alternativas reales de empleo digno, no hay salida posible de la prostitución ni de la trata.
Acompañamiento y formación con enfoque integral
Reivindicamos voluntad política y el desarrollo de alternativas laborales dignas por parte de las instituciones gubernamentales públicas que permitan facilitar e impulsar proyectos que desde los que se acompañan a mujeres migrantes ofreciéndoles formación, apoyo psicosocial y herramientas para emprender o incorporarse al mercado laboral en condiciones de seguridad y dignidad.
Este 1º de mayo, nos unimos a todas las personas trabajadoras del mundo que luchan por un presente de justicia social y un futuro sin exclusiones. Porque no habrá igualdad sin justicia para las mujeres migrantes. Porque el trabajo digno, seguro y reconocido es un derecho, no un privilegio. Porque aquellas que cruzan fronteras no deben sostener el mundo desde la sombra, sino habitarlo con dignidad.
