- Carmen Ugarte, de la Fundación Serra-Schönthal, reflexiona sobre el significado del Día Internacional de la Mujer
La lucha por la igualdad de derechos a lo largo de la historia tiene rostro de mujer. Unas más destacadas y otras desde el silencio, ponen de manifiesto las virtudes más genuinas y auténticas cuando se trata de la defensa de la vida: audacia, valentía, riesgo, constancia, firmeza, decisión, sabiduría, conocimiento, responsabilidad, compromiso, solidaridad y sororidad…
También contamos con un legado de humillaciones, persecuciones, violencia, torturas y muerte por levantar la voz y querer conquistar la igualdad. En esta lucha, como Familia Oblata participamos desde los inicios en 1864 acompañando y caminando junto a las mujeres en situación de prostitución y trata con fines de explotación sexual.
Por eso, el 8 de marzo es un día para conmemorar, agradecer y seguir abriendo caminos. Es un buen momento para reflexionar sobre los avances logrados y agradecer a esas mujeres que lo dieron todo, hasta su propia vida, por conquistar derechos para todas.
Reconocemos que los logros no son suficientes, el camino se hace largo y complejo, las necesidades se agrandan y se reducen las posibilidades de apoyo, con alegría constatamos que tenemos relevos para continuar el camino, aunque se trate de minorías, pero de minorías proféticas y significativas.
Bajo el lema «Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres», la celebración de 2018 se sumará a un movimiento mundial sin precedentes por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres. El acoso sexual, la violencia y la discriminación contra las mujeres han acaparado los titulares y el discurso público con una creciente determinación a favor del cambio.
El 8 de marzo es también una oportunidad para reflexionar sobre cómo acelerar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que afectan más directamente a las mujeres y a las niñas, dentro del marco de la Agenda 2030 en materia de igualdad de género, empoderamiento y derechos humanos de las mujeres.
Pero, sobre todo, es cuestión de Fe. Confiamos en que Dios camina con nosotras y nosotros, que nos da la fuerza y el don del Carisma para cuidar, acompañar y defender la vida amenazada de tantas mujeres con las que compartimos nuestro día a día.
Carmen Ugarte García
OSR en México y parte del Equipo Ampliado de la Fundación Serra-Schönthal
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