Nuestra congregación se llena de alegría con la hermana Inés, quien ha celebrado este mes de septiembre sus Bodas de Oro con la misma fidelidad y compromiso a Jesús Redentor y al carisma que hace 50 años. Una fidelidad que ha ido fortaleciéndose con los cambios del camino, siempre en Venezuela, un país de cuya realidad ha sido testigo. Ella misma relata así este momento:
“Lo que brota de mi corazón es un infinito agradecimiento a Dios por el regalo de la vida, la vocación, mi familia y tantas personas que me han acompañado hasta este día, en el que me siento profundamente feliz y agradecida de pertenecer a la Congregación de Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor.
La espiritualidad y carisma me han configurado y comprometido a compartir lo mejor, en la comunidad y misión, con tantas hermanas con las que he convivido. Aprendí tanto de ellas que quiero agradecer a Dios las haya puesto en mi camino, las que me acompañan desde el cielo y las que siguen apoyándome con su cercanía y oración.
Venezuela ha sido el lugar donde he vivido estos cincuenta años, con experiencias bien diferentes. Aquella Venezuela prospera de mis primeros años, donde cualquier sueño era posible, hasta la Venezuela de hoy hundida en carencia total, donde nada es posible.
Es en este pueblo derrotado, humillado y sufriente, donde siento que Dios me llama a permanecer, apoyando la esperanza con las mujeres en su lucha por sobrevivir. Hoy la vida en Venezuela es un milagro.
Esta celebración sigue impulsándome a seguir con alegría, confiando en Dios como mi fortaleza, y en María Perpetuo Socorro que me ha acompañado y protegido siempre.