El pasado sábado, 8 de febrero, la Iglesia celebró la VI Jornada de Reflexión y Oración contra la Trata. Una realidad global que encierra una nueva forma de esclavitud en pleno siglo XXI y que, como oblatas, vemos cada día en nuestros proyectos.
Por ello, la pasada semana todas las comunidades nos unimos a diferentes actividades por esta jornada, entre ellas, vigilias de oración celebradas en diferentes ciudades. En esta ocasión, además, queremos compartir el testimonio de cómo la comunidad de Ciudad Juárez (México) ha vivido esta jornada en un contexto especialmente complejo para las mujeres.
Y es que en Ciudad Juárez soplan vientos de violencia, sobre todo dirigida a las mujeres, que se manifiesta especialmente en los feminicidios, que crecer cada día. En el lapso de este año ya se han producido 10 asesinatos a mujeres, que se suman a la muerte prematura de mucha juventud, involucrada en el mundo de las drogas y otros tipos de crímenes organizados, por la falta de trabajo o explotación en el mismo.
En este contexto, las propuestas de los tratantes o proxenetas, se presentan como “la oportunidad”. Por este y otros motivos, la trata de personas oscila entre explotación sexual y laboral, que se ve, además, agudizada con la afluencia de masiva de migrantes en la ciudad.
En este marco, las cuatro hermanas Oblatas de la comunidad de Ciudad Juárez, junto con el equipo de voluntarios/as del Proyecto CIHUATL, organizaciones de Derechos Humanaos y gente que frecuenta el parque contiguo a la catedral, se animaron a dar visibilidad a la realidad de la trata.
Así, en la festividad de santa Josefina Bakhita, allí estuvieron hermanas, voluntariado y algunas de las mujeres acompañadas, repartiendo panfletos referentes al tema, conversando con la gente del parque y calles aledañas, además de hacer la oración para la cual se convocó.
Y al final de la misma ratificaron el compromiso: “Juntos/as contra la trata de personas”, como reza el lema de dichas jornadas. Parafraseando a Dom Helder Cámara, un obispo ya fallecido de Brasil, corroboramos nuestra decisión, de “no dejar caer la profecía” y seguir las huellas del Redentor con mayor pasión y radicalidad.