- “Intercongregacionalidad y reestructuración”, lema del encuentro
Entre los días 2 y 6 de julio se ha celebrado el II Encuentro de la Familia Redentorista, en el que han participado representantes de 10 congregaciones de espiritualidad redentorista de América Latina y el Caribe y entre las cuales se encuentran las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor. Se ha llevado a cabo en la casa Marianela, en la localidad de Atyrá, Paraguay, bajo el lema “Intercongregacionalidad y reestructuración”.
En él, se ha puesto de manifiesto cómo las necesidades actuales reclaman de las congregaciones algo nuevo que desafía a la Vida Religiosa a embarcarse en este desafío de la intercongregacionalidad. Pero, siempre, con los rasgos que definen a estas congregaciones como familia: la espiritualidad, el carisma y la misión. Olga Colipe, osr y participante en el encuentro, explica que esto significa reflejar “cómo nuestra vida proyecta la propia experiencia de redención y misericordia para así poder anunciarla”.
“Ser Iglesia en salida exige una conversión estructural del corazón, el conocimiento de la realidad en la que estamos inmersos, la participación activa y el continuar aprendiendo a acompañar y comprometerse con los caminos del otro, adaptando y creando nuevas estructuras acordes a las necesidades y retos de la misión”, indica Carmen Ugarte, osr también participante en el encuentro. En definitiva, se trata de vivir una intercongregacionalidad para la misión, que es la de Jesucristo y en la cual participa toda la Iglesia. De esta manera, las congregaciones se hacen parte de la misión de forma complementaria, conscientes de que un carisma no responde a todas las necesidades y desafíos de la Iglesia y el mundo, y que es precisamente ahí reside la importancia de trabajar unidos.
“Reestructuración e intercongregacionalidad representan un cambio radical del paradigma de la Iglesia al fundamentarse en la Trinidad”, explican las hermanas. “Nos urge a desinstalarnos, a superar prejuicios y nuestra propia autosuficiencia en favor de la búsqueda de la unidad en la diversidad”, subrayan. Así, las congregaciones están llamadas a la creatividad, la disponibilidad, la apertura a lo inesperado… desarrollar un nuevo lenguaje y relaciones donde todos participen para dar un paso a una nueva identidad universal como auténtico testimonio.
Por este motivo, se han acordado distintas líneas de acción, como el propiciar encuentros locales de la familia redentorista en cada país, formar un equipo intercongregacional de Pastoral Vocacional de la Familia Redentorista, abrir canales de comunicación entre las congregaciones y generar un material que exprese claramente las bases carismáticas compartidas que fundamentan la familia redentorista para que todos puedan manejar un mismo lenguaje.
“Porque somos una Iglesia en comunión y participación, mantenemos vivas las utopías y miramos con esperanza el presente y el futuro de nuestra familia redentorista, este es nuestro momento privilegiado para hacer realidad la intercongregacionalidad”, concluyen.