El religioso nos ha acompañado durante la primera semana del XXI Consejo Ampliado
Alberto Eseverri es Misionero Redentorista, miembro del actual Gobierno General de la Congregación del Santísimo Redentor. Nos ha acompañado durante la primera semana del XXI Consejo Ampliado, celebrando la eucaristía del sábado y en otros momentos. Conocedor de nuestra Congregación en España desde sus tiempos de postulante, hemos querido hablar con él sobre la Vida Religiosa y el papel de los laicos.
¿Cómo ves la situación actual de la vida religiosa en el mundo?
Te hablaré de la Familia Redentorista. Estamos en más de 80 países. En nuestro caso, y como en el de otras congregaciones, hemos pasado de tener una gran presencia en el norte del mundo a estar cada vez más en el sur. También comienza notarse que en el este de Europa y en algunos países de Asia tiene cada vez más fuerza la Vida Religiosa. En América Latina tenemos mucha actividad y vida con los laicos especialmente, son ellos los que mueven nuestro carisma en estas zonas. Veo que las oblatas también estáis trabajando cada vez más el campo del laicado, que es muy importante. Los laicos llegan a muchos lugares que los religiosos no pueden.
¿No hay peligro de que las congregaciones pierdan su carisma al tener menos religiosos y más laicos?
No. América Latina es el ejemplo. Hay laicos redentoristas que viven tan intensamente el carisma como nosotros. No debemos olvidar que el carisma es de la Iglesia, no es algo que sea solo de los religiosos, es de todos. Pertenece a todos. Cada vez hay más familias redentoristas, más laicos que se involucran. Los religiosos no somos los únicos preparados para mantener el carisma.
¿Cómo debe ser el trabajo con los laicos?
Nosotros hemos tenido muchas experiencias en este sentido. Desde gente que colabora voluntariamente, gente que ha donado un año de su vida para colaborar en la misión, gente que trabaja contratada con nosotros… incluso experiencias de comunidades mixtas, aunque esto último no ha cuajado ni funcionado entre nosotros pues el ritmo de vida del religioso es muy diferente que el del laico. Ahora hemos dado un paso al incluir a laicos que hacen con nosotros un compromiso público (sin llegar a votos) por un año o más, y que lo van renovando después. Ponen su tiempo al servicio de la misión redentorista.
¿Qué frena hoy en día la renovación de las congregaciones?
Somos hijos de la cultura en la que nos movemos. Y esto influye mucho a como se vive a nivel de fe y de Iglesia. Nosotros somos fuertes en lugares como Vietnam, donde culturalmente están dominados por el comunismo, y allí somos una luz para la gente joven, una salida y una libertad. Pero en países donde están más secularizados o el desarrollo económico está más avanzado es al revés, parece que hay menos vocaciones. Y las comunidades están más paralizadas. Ahí echamos de menos la valentía y el atrevimiento de lanzarnos a nuevas fronteras ya que aseguramos terreno, no arriesgamos… Pero las fuerzas son las que son en estos lugares donde hay menos gente joven, y piensas: “con poca gente, ¿merece la pena cerrar un proyecto para abrir uno nuevo?” Hay que pensarlo bien.
