La Capilla de Nuestra Madre del Buen Consejo, en la Colegiata de San Isidro, ya cuenta con una placa conmemorativa de Antonia María de Oviedo y Schönthal, fundadora de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor.
La inauguración de la placa, previa a la Eucaristía de Acción de gracias, se celebraron el martes 14 de marzo en la iglesia colegial de San Isidro, en el contexto del Encuentro Internacional de Clausura del Bicentenario de Nacimiento de Antonia María.
El padre redentorista Alberto Eseverri bendijo el homenaje a la fundadora de la Congregación y pronunció unas palabras previas al descubrimiento de la placa, acto en el que participaron con ilusión las hermanas y los laicos reunidos en Ciempozuelos con motivo de la clausura del Año Jubilar dedicado a Antonia.
Devoción al Buen Consejo
La devoción a Nuestra Señora del Buen Consejo se remonta a la ocasión en que nuestra fundadora acudía a su Madre en busca del buen consejo, para que le ayudara a discernir qué quería Dios de ella.
Antonia acudió a esta iglesia, situada en la calle Toledo, después de que el obispo benedictino José María Benito Serra le propusiese asumir la misión con mujeres que querían dejar la prostitución en el Madrid de la época.
Gracias a la Biblioteca Históricas de la Congregación (I, p. 240), conocemos el testimonia de la propia Antonia:
“Después de maduras reflexiones,
de largas oraciones
y de violentos combates;
así como de una gracia especial
de nuestra Señora del Buen Consejo,
me decido por fin a abrazar la bella, pero dura y difícil
misión de trabajar en la liberación de esas pobres mujeres.
¡Fíat!”.