Las hermanas junioras Diana Patricia Ballesteros y Marlene Francisco han renovado sus votos como Oblatas del Santísimo Redentor. Esta reafirmación de su “sí” por parte de ellas es un momento de especial alegría para toda la congregación y, en especial, para sus comunidades, en las provincias de José María Benito Serra y Santísimo Redentor respectivamente.
Arropadas por sus hermanas, expresaron nuevamente su deseo de vivir su vocación como oblatas y dejar, así, que Jesús y las mujeres les indiquen el camino a seguir. Hoy, comparten su experiencia desde la perspectiva del significado de esta renovación, así como con cómo se manifiesta el carisma oblata en sus propias realidades.
Marlene Bravo (Sao Paulo, Brasil)
Con gran alegría y corazón agradecido, el 6 de septiembre renové mis votos una vez más como oblata junto con mis hermanas de la comunidad Nossa Senhora do Perpétuo Socorro, en São Paulo (Brasil).
Renovar votos es decir SÍ al Señor, es decir SÍ por amor, por una gran misión, el mismo SÍ que dije hace 12 años lo sigo diciendo todos los días de mi vida. Incluso frente a los desafíos de un sistema capitalista, sexista, consumista, o de los desafíos que enfrento en mi propia misión, reafirmo mi respuesta al llamado que Dios me hace frente a las realidades donde la vida reclama en nuestra sociedad.
Renovar los votos es decir “Señor te doy mi vida todos los días” como signo de amor, gratitud, oblación, fidelidad, compromiso y compromiso con tu proyecto de vida y la misión que Él me confía. Es continuar y seguir presenciando la misión a las mujeres en el contexto de la prostitución y / o son víctimas de trata con fines de explotación sexual. Significa ser presencia y signo de misericordia, aceptación, ternura, cuidado, escucha y empatía.
Como dice la canción “un pueblo como cualquier otro, me envías en una gran misión”. Soy angoleña, me enviaron en misión aquí en Brasil hace tres años, pasando por Salvador Bahía y ahora estoy en Santo Amaro – São Paulo. Vivo mi vocación, ante todo siendo fiel al proyecto de vida de amor de Jesús, en la alegría y el don diario con mis hermanas, con las personas que más lo necesitan y con las mujeres servidas en el proyecto Oblatas.
Aquí en el Projeto Antonia trabajo con mujeres para deconstruir los prejuicios que creamos durante nuestra vida como resultado de construir una sociedad machista, patriarcal y moralista que solo sabe culpar, censurar y juzgar sin conocer muchas veces las causas que llevan a un mujer al mundo de la prostitución.
Aprendemos a respetar los procesos de los demás. Hemos identificado lo que necesitan las mujeres y hemos estado trabajando juntas desde entonces. Pero más que enseñar, aprendo mucho de las mujeres, cada día me humanizo más con la historia de vida de cada mujer, admiro la capacidad que tiene ella para resolver problemas, afrontar las dificultades, la fuerza femenina que llevan, la resiliencia, luchar por la supervivencia, la fe, incluso con todas las piedras en el camino, pueden sonreír a la vida.
Diana Patricia Ballesteros (Medellín)
Esta renovación la he vivido con inmensa gratitud y alegría por sentirme llamada y comprometida con este proyecto de vida y Redención. En este día nos reunimos como comunidad para celebrar la Eucaristía, alimento que nos fortalece para llevar adelante nuestra misión.
Dios renueva su alianza conmigo, animándome a perseverar y reafirmar mi respuesta. Yo dispongo mi ser y abro mi corazón para que Él continúe modelando mi vida y realizando en mí su voluntad, para su gloria y el servicio de la Iglesia en las mujeres en situación de prostitución, las victimas de trata con fines de explotación sexual, al igual que todos mis hermanos y hermanas.
Mi vocación la estoy viviendo con una profunda confianza en Dios, adaptándome a la novedad que ha traído en este momento la situación de pandemia, una situación incierta y desafiante, pero que también nos ha permitido nuevos aprendizajes y buscar nuevas formas de vivir y realizar nuestra misión.
Mi vocación la vivo con compromiso, responsabilidad y dedicación en todo lo que se pueda realizar en favor en las mujeres en situación de prostitución, que son atendidas en Medellín, en la comunicación con ellas a través de medios digitales, en la constante oración por sus necesidades y sueños.
Intento ser signo de alegría y esperanza para las mujeres y personas con las cuales tengo contacto, pues en un momento como este, todos necesitamos palabras y gestos que nos animen a salir de esta situación con más fortaleza para vivir y ser mejores seres humanos.