El 21 de noviembre de 2022 se cumplieron 100 años de la presencia misionera de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en México.
Este día, la Familia celebró la efeméride por todo lo alto, con una Misa y unas actividades festivas. Fue una muestra de la labor realizada durante los años en que las hermanas han caminado no solo con las mujeres en situación de prostitución sino con también con bienhechores, bienhechoras e instituciones que han sumado al proyecto y al carisma del Centro Madre Antonia.
Con cariño, ellos donaron su tiempo, esfuerzo, recursos… quedó reflejado en cada flor que decoró la parroquia, para que la fiesta de ese día celebrara realmente el caminar de las hermanas y del equipo central. “Fue una experiencia bella” en la que las mujeres compartieron con las hermanas su alegría y “cuál familia disfrutaron del baile con sonrisas y bulla”, recuerda una de las hermanas que lo vivió.
Misa celebrada por el Cardenal Primado de México
Como no podía ser de otra manera, la efeméride se celebró con la Eucaristía, en la parroquia Santo Tomás, que presidió el Cardenal Primado de México, Carlos Aguiar Retes y sus obispos auxiliares, Carlos Enrique Samaniego y Salvador Méndez. Además, estuvieron concelebrando algunos sacerdotes de las parroquias del VII Decanato, entre otros, el Vicario Episcopal, Federico Albatch, el coordinador del decanato, padre Ro Gerardo Almeida y el párroco de Santo Tomás, Victoriano Martínez Navarro.
Pudimos disfrutar de la participación de hermanas de comunidades de diferentes países: Guatemala, República Dominicana y Estados Unidos. También nos honraron con su compañía hermanas de la comunidad de Ciudad Juárez, bienhechores/as, exalumnas de los colegios de Guadalajara, Puebla y Tlalpan, lugares donde existieron comunidades de Hermanas Oblatas.
Arropadas por las mujeres
Asimismo, hubo una significativa presencia de las mujeres acompañadas por el proyecto de Ciudad de México. Llegaron también muchas felicitaciones, de las comunidades de la provincia, de la congregación y de personas amigas.
La comunidad, junto con los voluntarios, laicos y equipo de trabajo del proyecto “Casa Madre Antonia”, preparó con esmero esta memoria agradecida, por la presencia y los pasos misioneros de las hermanas en tierras mexicanas.
La Eucaristía y la fiesta estuvieron animadas por la estudiantina de La Salle. Vale destacar el gesto solidario del hermano Pedro, al facilitar gratuitamente este grupo musical.
Las hermanas que viven en la comunidad de México “fue un día marcado por la gratitud al Dios de la Vida que acompaña el caminar de la congregación en este país y guía, ilumina e impulsa el alborear de nuevos centenarios, al servicio de la misión, en tierras mexicanas”.