Del 26 de septiembre al 02 de octubre tuvo lugar en Ciempozuelos (Madrid) nuestro Encuentro Formativo (Congregacional e Internacional).
Con motivo de este acontecimiento, hemos hablado con varias hermanas que han querido compartir qué ha supuesto para ellas este encuentro tan intenso.
Araceli Domeño (Comunidad de Pamplona) nos cuenta que ha vivido estos días con mucha ilusión y entusiasmo. Destaca de todo el encuentro la reflexión personal así como el haber podido compartir ideas y sentimientos vitales y congregacionales con hermanas de diferentes países. Señala que esto enriquece al grupo, lo define como un dar y recibir.
Por su parte, Tere Burguete (Comunidad de El Ferrol), lo ha vivido como una experiencia de respuesta a cuestiones necesarias hoy en día. La vida religiosa debe reinventarse, construir caminos de fraternidad, a nivel personal y con las hermanas. La importancia de “dejarse acompañar para acompañar”. Recrear la vocación oblata, re-descubrir los orígenes. Una de las cosas que más le marcaron fue el poder escuchar las experiencias de las hermanas que vivieron de primera mano los huracanes en Puerto Rico y el terremoto en México.
Angelines García, del proyecto Casa Antonia, en Folignano (Italia), hace hincapié en la necesidad de vivir con responsabilidad, fe, amor y alegría la vocación oblata. Una llamada a la misión y a continuar encarnando el amor del Señor en todas las personas. También a abrirnos a nuevas realidades, no estancarse, ser activas, estar en salida… La importancia de tener sueños e ilusiones. Por otro lado, apunta el valor que ha tenido la presencia de hermanas mayores en el encuentro. Pues son hermanas que transmiten a la perfección la ilusión, el entusiasmo y los valores de la congregación; hermanas que han vivido diversos periodos y que han sabido adaptarse al momento actual.
Otra de las hermanas con las que hemos hablado, Josefina Abad, del proyecto Casal Petit, en Palma Mallorca, destaca el valor del lema del encuentro: “convocadas para tejer sororidad”. Una actitud de agradecimiento a la vida, de reforzar la identidad congregacional y revivir y potenciar sus valores. Josefina ahonda en lo beneficioso que ha sido relacionarse con hermanas de otros países, y así enriquecerse personalmente, con un mayor sentido de familia y pertenencia. Por otra parte, han surgido muchas reflexiones como el sentido del propio seguimiento a Jesús, lo que ha supuesto un refuerzo en esta llamada y un tema a seguir trabajando. Por último, cobra gran importancia la responsabilidad personal de tejer un mundo de interdependencias y mejora de la relaciones personales. Ser comunidades significativas y construir el sueño de Dios en la historia y en la actualidad. Saber que la diversidad siempre es una posibilidad, no un límite.
Próximamente, más testimonios de hermanas de Italia y Brasil.
