La llegada del Papa León XIV, primer Papa Agustino, representa un momento especial para toda la Iglesia y, en particular, para la Congregación de Hermanas Oblatas que junto con toda la Iglesia le damos la bienvenida. A sus 69 años, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez, nacido en Chicago, tiene una sólida formación, vasta experiencia misionera y de liderazgo en su Congregación extendida en más de 40 países.
El nuevo pontífice, aunque nació en Chicago, posee un espíritu misionero. Durante los años 80, Prevost fue enviado como misionero agustino al norte del Perú, específicamente a la diócesis de Chulucanas. Allí permaneció por más de diez años, rodeado de pobreza y una fe vibrante. Fue en ese entorno misionero donde moldeó su vida junto a los más pobres y vulnerables. Más adelante, regresó al Perú, como Obispo de Chiclayo. En 2023, el Papa lo convocó a Roma para asumir el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Sus primeras palabras en una manera tranquila, acogedora y cercana, nos recuerda el deseo de Jesús Resucitado ” “¡La paz esté con todos ustedes! Este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio su vida por el rebaño de Dios…Esta es la paz del Cristo Resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Viene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente…y el mal no prevalecerá!
Lourdes Perramon, nuestra Superiora General, frente a esta elección expresa su alegría y destaca dos razones por lo que le parece acertado que haya sido elegido. “En primer lugar, es religioso, lo que significa tener experiencia de participación, integración diversidad y sinodalidad, es un elemento importante en este momento eclesial. Ha sido Superior Mayor y eso lo ha tenido que ejercitar desde un liderazgo que integre las diferencias.”
Otro aspecto que destaca es que “en su trayectoria vital, el ser misionero y tocar las realidades mas vulnerables y empobrecidas, también le da un bagaje importante para asumir este servicio. Subrayo de su primera aparición la sensación de una persona serena y de rostro afable que habla de una vida interior profunda. Su rostro de emoción me parece de alguien que vive muy de dentro la fe y el servicio que ha asumido.”
En unidad, nuestra familia oblata, rezamos para que el Espíritu Santo ilumine su camino y que su pontificado sea fecundo, guiando a la Iglesia hacia la misericordia, la justicia y nos inspire a seguir construyendo un mundo más humano y solidario.
