Cada 28 de febrero, la Familia Oblata, damos gracias a Dios por la vida de Madre Antonia María de la Misericordia, nuestra fundadora, ejemplo de entrega y amor incondicional. Agradecemos su sí valiente, su capacidad de dejar atrás comodidades y prejuicios, y su decisión de seguir a Dios hasta el final.
En 1870, su profunda sensibilidad ante la realidad de las mujeres en situación de prostitución la llevó a fundar nuestra congregación, abriendo caminos de esperanza y dignidad. Su legado sigue vivo en cada gesto de acogida y en cada vida transformada. Hoy, esa corriente de misericordia y ternura, ese espléndido regalo del Espíritu, continúa impulsando y motivando la misión a la que está enviada la Congregación.
En este día de memoria agradecida, recordamos aquel 28 de febrero de 1898, cuando a las doce menos cuarto de la noche, Antonia M. de la Misericordia fallece en Ciempozuelos (Madrid) y se ofrece en oblación total al Padre, a sus 75 años de edad, después de haber vivido plenamente el misterio de la misericordia y haber sido lugar de Encuentro con la Vida para tantas mujeres que se abrieron a la esperanza.
La fama de santidad que acompañaba a Antonia cuando todavía vivía, arraiga y comienza a difundirse y propagarse más, después su la muerte. Por su intercesión, muchas gracias y favores son concedas.
La Iglesia la reconoce como Venerable el día 7 de julio de 1962, mucha gente sigue confiando a ella como intercesora.
Puedes conocer más sobre esta gran mujer, en el espacio “Rincón de Madre Antonia en esta web, y encomendarle tus preocupaciones y necesidades visitando su Capilla Virtual y encendiendo una vela con tu intención.