Con motivo de la celebración del Día Europeo contra la Trata de Seres Humanos, algunas hermanas del Gobierno General de la Congregación asistieron ayer, 17 de octubre, a la jornada de sensibilización organizada por el Grupo Intereclesial contra la Trata. En esta ocasión se eligió el lema “Migrar sin trata, respuestas de la Iglesia”, y en ella participaron Tusta Aguilar, de la Delegación Diocesana de Migraciones de Madrid; Pilar Ladrón, de la Sección de Trata de la diócesis de Alcalá de Henares; e Hilde Deams, de Cáritas.
Fue una jornada en la que se recordó, ante todo, la necesidad de despertar socialmente ante el problema de la trata de personas, que atenta directamente contra los derechos humanos. “La dignidad de la persona está por encima de su estatus social dentro de un país”, dijo Tusta Aguilar, en referencia a las redes de trata que se aprovechan de la migración ilegal. “Los que estamos aquí también estamos inmersos en las fronteras: somos cómplices”, señaló.
La realidad de la trata es algo que Hermanas Oblatas ve cada día en sus proyectos, pero siempre en rostros diferentes. Pilar Ladrón, laica misionera y colaboradora de la Red Kawsai conoció la trata en Perú, donde pasó unos meses en un hogar de acogida para menores víctimas de abuso sexual o abandono. Muchos de ellos provenían de la trata. “Había una niña concretamente, de nueve años. Provenía del Amazonas y había sido vendida como trabajadora de hogar. Tardó meses en volver a confiar en la gente”, explicó Ladrón.
Para finalizar el acto, Hilde Deams explicó la presencia de Cáritas en 15 proyectos dentro de España en los que se trabaja con personas en vulnerabilidad extrema, entre las que se encuentran víctimas de trata. “Todos estamos de acuerdo en que la trata es un delito, pero cuando empezamos a mirar qué hay detrás, quién la sufre y quién se enriquece, la cosa se complica”, subrayó.